Palabras que importan: cómo el lenguaje puede fortalecer la autoestima y la regulación emocional
Hay palabras que suenan simple… pero tienen un impacto profundo. Cuando un niño o adolescente escucha (y cree) mensajes como “eres capaz”, “eres valiente”, “eres suficiente”, “eres querido/a”, su cerebro registra seguridad. Y desde la seguridad, es mucho más fácil aprender, regularse, pedir ayuda y vincularse.
En Centro Sembrando Amor trabajamos con familias que llegan cansadas, preocupadas o con dudas: “¿cómo lo motivo?”, “¿por qué se frustra tanto?”, “¿por qué se trata tan mal?” En muchos casos, el primer cambio no es una técnica compleja: es cambiar el lenguaje del día a día.
Por qué estas palabras sí importan (y no son “solo frases bonitas”)
El lenguaje funciona como un marco interno: ayuda a interpretar lo que pasa.
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Si el niño se equivoca y piensa “soy malo para esto”, evita y se frustra.
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Si el niño se equivoca y piensa “estoy aprendiendo, soy capaz”, persevera.
Palabras como resiliente, valiente, capaz, suficiente, único, extraordinario/a, optimista construyen un “piso emocional” que sostiene la conducta y el aprendizaje

La clave: no es halago vacío, es identidad + evidencia
Decir “eres fantástico/a” sirve mucho más cuando va acompañado de por qué:
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“Fuiste valiente: entraste a la sala aunque te daba miedo.”
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“Fuiste honesto/a: dijiste la verdad aunque costaba.”
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“Eres resiliente: te frustraste y aun así lo volviste a intentar.”
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“Eres capaz: lo hiciste paso a paso, sin rendirte.”
Esto enseña algo esencial: las fortalezas se entrenan.
Cómo usar estas palabras en casa (sin que suene forzado)
1) Elige 1 palabra de la semana
Ejemplo: CAPAZ.
Durante 7 días, todos en casa buscan momentos reales para decirla con evidencia. Al final de la semana: “¿Cuándo me sentí capaz?”
2) Cambia “qué hiciste” por “qué fortaleza usaste”
En vez de: “Qué lindo tu dibujo”
Prueba: “Qué talentoso/a: combinaste colores y te mantuviste concentrado/a.”
3) Frases puente para días difíciles
Cuando hay crisis, cansancio o oposición, sirve un lenguaje que regule sin negar la emoción:
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“Esto está difícil, y aun así eres valiente.”
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“No tienes que hacerlo perfecto para ser suficiente.”
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“Te acompaño. Eres querido/a incluso cuando estás enojado/a.”
Actividad práctica: “Diccionario de Fortalezas”
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Imprime o escribe las palabras del afiche: amable, generoso/a, noble, único, valiente, resiliente, capaz…
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Cada palabra lleva:
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Definición simple (en “modo niño”).
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Un ejemplo real (“cuando presté mis lápices” = generoso).
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Una meta pequeña (“esta semana saludo mirando la cara” = valiente
- Se revisa 1 vez por semana, sin presión
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En el colegio: una estrategia sencilla que mejora clima y conducta
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Muro de fortalezas: cada estudiante pega una palabra que lo representa esa semana.
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Reconocimiento específico: “Gracias por ser dispuesto/a a intentarlo”, “Hoy fuiste amable con tu compañero”.
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Esto reduce etiquetados negativos y aumenta colaboración.
¿Y si a mi hijo le cuesta creerlo?
Muy común, especialmente en niños con ansiedad, historia de fracaso escolar, neurodivergencias o baja autoestima. En esos casos, partimos con micro-evidencias y lenguaje realista:
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En vez de “eres el mejor”, usar: “hoy avanzaste un poquito, eso es ser resiliente.”
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En vez de “no es nada”, usar: “sí, fue difícil. Y aun así seguiste: eso es ser valiente.”
Cómo lo abordamos en Centro Sembrando Amor
Según el caso, trabajamos estas habilidades desde:
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Regulación emocional y sensorial (base para tolerancia a la frustración).
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Habilidades sociales y comunicación (para expresar necesidades).
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Autonomía y funciones ejecutivas (planificación, inicio de tareas, flexibilidad).
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Acompañamiento familiar para instalar un lenguaje que sostenga cambios reales.
Si sientes que tu hijo/a se frustra, se critica, evita desafíos o le cuesta reconocer sus fortalezas, podemos orientarte y armar un plan según su edad y necesidades.
Escríbenos por WhatsApp al 56932274508 y cuéntanos el motivo de consulta.
